Protegía
lo que tenía
y
lo que no tenía;
la
protegía de él,
se
protegía de ellos...
Y
se fue a vivir al campo
a
un invernadero
sin
manija.
Allí
la vio llegar
buscándole
tras el cristal,
las
flores inclinándose a su paso
la
luz acariciándole el rostro,
en
el escenario del mundo
Amarse
sin tenerse,
tenerlo
todo
sin
tener nada;
levitar
en un mundo paralelo
sin
dioses
sin
hombres
al
margen de la ley,
forajidos
del amor
pasión
delincuente;
inventores
del más allá
en
el más acá,
amantes
de la palabra
de
las letras
de
las piedras,
inmutables
como
el amor
desposeído
Dormían
separados,
sus
cuerpos apenas iluminados
por
la curiosidad de la sombra,
sus
manos rozándose levemente
bajo
el vidrio;
y
la tierra
en
su laxitud
templándoles
el sueño
Amanecen
los cuerpos.
Se
estiran abiertos
en
la verticalidad del cristal,
se
buscan
se
acoplan
uno
frente al otro,
abandonando
su esencia,
evaporándose
elevándose
sobre todas las cosas,
como
el éter
como
el encuentro
como
el deseo
como
un abrazo
atómico
jose ferraz
21 Febrero 2013
(fotografía tomada de internet. vía: http://blog.is-arquitectura.es)